jueves, 4 de agosto de 2011

4 DE AGOSTO - DÍA DEL PANADERO



GENTILEZA DE LA COMPAÑERA  ANAHI FERNANDEZ   PARA  LAMUGICAMNP
   Llamado en su momento Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos, la creación de este primer sindicato de obreros panaderos el 4 de agosto de 1886 fue obra del anarquista Enrique Malatesta.
   Malatesta decía que "el sindicato era una escuela de acción revolucionaria y que los trabajadores no negociaban la lucha sino que debían pelear hasta las últimas consecuencias...".
  Según Osvaldo Bayer, la importancia de Malatesta se manifestó por: su internacionalismo, su predisposición a ver en los obreros y sus organizaciones el mejor medio para difundir las ideas anarquistas, y su tendencia organizacionista, que se oponía al individualismo antiorganizacionista, influenciado por el anarcocomunismo de Kropotkin. Los estatutos de los sindicatos de panaderos y zapateros organizados por Malatesta servirían como modelo para la organización de otros sindicatos. El éxito en la primera huelga de panaderos de 1888 catapultó a las organizaciones obreras de ideología anarquista
   A los 14 años le hizo saber lo que pensaba al mismísimo rey, Vittorio Emmanuele II, mediante una carta, lo que le valió una penosa estadía en la cárcel, la primera de una eterna seguidilla que lo tendría confinado en celdas decrépitas la mayor parte de su vida.     
   En 1885, para evitar la persecución en Europa, Errico Malatesta decide huir a la Argentina
   En 1877 dio junto a unos compañeros un golpe osado: tomó un pueblo y negó la autoridad del rey. La persecución sufrida finalmente lo hizo optar por el exlilio.
   En 1889, Malatesta volvía a su país para terminar sus días en una prisión
   Blasfemia y gastronomía.
   Una de las armas de sutileza de aquellos panaderos anarquistas fueron los sacrcásticos nombres que decidieron asignarles a las facturas: “cañoncitos”, “vigilantes” y “bombas”, “bolas de fraile”, “suspiro de monja” y “sacramentos”
   El nombre “medialuna” tiene una historia especial. Cuando en 1529 Viena fue sitiada por los ejércitos turcos, los reposteros locales, a fin de animar el alicaído ánimo de la población, tomaron el emblema de los sitiadores, la media luna musulmana que flameaba en las banderolas del campamento enemigo, y las moldearon en sus hornos de pan. Luego, el pueblo se asomaba a las murallas de la ciudad y se mostraba ante los irritados soldados turcos masticando su símbolo sagrado.



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