PROVINCIA DE MISIONES
LA INJUSTICIA DE LA
JUSTICIA Y EL OLVIDO DE LOS COMPAÑEROS Y AMIGOS
1972 - 10 de
Diciembre - 2011
El 10 de Diciembre, se cumplirán
39 años del asesinato del Dr. FRANCISCO VICTORINO RIPOLL – Coco Ripoll- , mi
padre, y las heridas producidas por ese hecho aberrante, lógicamente, siguen
sin poder cicatrizar. Paradójicamente, el 10 de Diciembre es el “Día
Internacional de los Derechos Humanos”, casi como una señal de un faro que
indica la necesidad de lograr una reivindicación de su memoria…
Es que quienes estuvieron y
siguen estando como sospechados de la instigación de ese asesinato –los que aun
viven-comparten la vida y los distintos espacios con nosotros, sus familiares.
Y muchos de ellos, ya fallecidos, tuvieron una existencia a veces hasta
privilegiada por los acontecimientos políticos, y jamás fueron ni siquiera
consultados por la Justicia, que en este caso, dejó mucho que desear, ya que
estuvo ausente en las investigaciones.
Por otra parte, la hipocresía de
muchos de los que se llamaron "amigos" y "seguidores" de
Coco Ripoll, con sus silencios y connivencias con los instigadores,
construyeron una especie de "pacto de silencio" que se selló allá por
Abril del año 1973, -que aun perdura- y que algunos tratan de disimular,
evitando hablar con sinceridad sobre lo que acordaron con los infames asesinos.
La dictadura que asoló el país a
partir de 1976, retiró un busto que recordaba a Francisco Victorino Ripoll en
una plazoleta de Posadas, a metros de donde fuera abatido, bronce que recuperé
-luego de varias gestiones- de un depósito municipal. Restaurado a medias, ese
busto está hoy en un rincón de la sede del Partido Justicialista de Misiones,
sin que nadie cumpliera su promesa de volver a instalarlo en el mismo lugar de
donde había sido emplazado originalmente, por Ordenanza Municipal de la
Democracia Popular de aquellos tiempos.
Es una de las tantas razones por
lo que todo duele más…
Por eso, una vez más, quiero
recordar a mis familiares, compañeros y amigos, las razones reales que
llevaron a la ejecución de mi padre, un
hecho sin precedentes y jamás igualado por su ferocidad e intenciones, en la
Provincia de Misiones.
Quiero dar gracias a todos los
que a lo largo de estos 39 años, se han manifestado sobre este aberrante hecho,
y nos han acompañado sin dobleces en esta triste circunstancia.
ASESINATO DE FRANCISCO VICTORINO RIPOLL
LOS MOTIVOS
El sábado 9 de diciembre de 1972, se publicaba en el diario
"El Territorio" –único medio escrito en esa época- a página completa,
una solicitada que bajo el epígrafe de "Partido Justicialista" y una
fotografía del General Juan Domingo Peron, decía textualmente:
46 de 75 CONGRESALES
Que representamos inmensa mayoría en el Honorable Congreso
Provincial y que tendremos la histórica responsabilidad de devolver al Pueblo
de Misiones un Autentico Gobierno Popular
DECLARAMOS
1.- QUE queremos Gobierno Provincial POPULAR, consustanciado
con la Doctrina Nacional Justicialista.
2.- QUE sea un gobierno integrado por compañeros que durante
17 años con sus luchas demostraron plena LEALTAD a nuestro Líder el General
Perón.
3.- QUE este gobierno no este comprometido con los
MONOPOLIOS NI CON LA OLIGARQUIA, sea Provincial, Nacional o extranjera.
4.- QUE represente un gobierno no sospechado de CONTINUISMO;
un gobierno con mentalidad de CAMBIOS PARA LA LIBERACION NACIONAL.
5.- QUE constituya un gobierno de JUSTICIA, sin odios y sin
rencores, identificado con el PUEBLO HUMILDE Y TRABAJADOR.
POR ELLO RESOLVEMOS
1) NUESTRO TOTAL
E IRREVERSIBLE APOYO A LA CANDIDATURA DEL COMPAÑERO FRANCISCO VICTORINO RIPOLL
COMO GOBERNADOR DE LA PROVINCIA DE MISIONES.
2) RATIFICAR CON
NUESTRO VOTO ESTA POSICION EN EL HONORABLE CONGRESO DEL DIA 10 DE DICIEMBRE DE
1972.
CONGRESALES:
DEPARTAMENTO CAPITAL: Claro, Susana Esther; Zalazar, Elías
Cesar; Esquivel, Faustino; Irrazabal, Juan Manuel; Setter, María Teodora;
Quirelli, Juan Marcelo; Robirosa, Jorge Angel; Yamaguchi, Jorge Rokuro;
Karabín, Leonardo; Montenegro, Arnulfo; Ifrán, Julio Alberto; Campos,
Valentina; Ramírez, Ramón Marcelino; Fano, Valentín; Argüello, César.
DEPARTAMENTO SAN IGNACIO: Adorno Loyola, Ignacio; Miranda,
Vicente; Martínez, Raúl; Christín, Félix José; Cuba, Próspero; Vera, Julio
César; Silva, María
DEPARTAMENTO LIBERTADOR GENERAL SAN MARTIN: Ripoll, Luis
Angel; Palacios, Carlos S.; Sánchez, Genaro.
DEPARTAMENTO MONTECARLO: Ortiz, Carlota Jara de; Bergamini,
Guillermo R.; Presa, Atilio César; Barrientos, Ramón Oscar.
DEPARTAMENTO ELDORADO: Vinardel Molinero, Miguel.
DEPARTAMENTO IGUAZU: Cano, José Alfredo; Kovalski, Silvia
Dora; Franco Héctor Oscar.
DEPARTAMENTO LEANDRO N. ALEM: Lombardo, Jorge; Osorio
Vargas, Emelia; Segovia, Ariel; Marmelicz, Belomín.
DEPARTAMENTO OBERA: Moreira, Santos; Barrios de Freire,
Ceida, Horrisberger, Caudio B.
DEPARTAMENTO APOSTOLES: Humada, Julio César; Cura, Antonio.
DEPARTAMENTO CANDELARIA: Lombardini, Santiago; Romero,
Dionisia; Leiva Severino; Giménez, Isaura.
PUERTO RICO, MISIONES, 3 de Diciembre de 1972.
Hasta aquí, la
Solicitada. Los acontecimientos que terminaron en el asesinato de Francisco
Victorino Ripoll ese 10 de diciembre en la puerta de la Sede del Partido
Justicialista, tienen su explicación en el tenor de este documento que sale a
la luz recién una semana después de que se resolviera enviar para su difusión a
las autoridades del diario "El Territorio". Es que por decisión de
Don Luis Alberto Pérez, entonces al frente del matutino, no se permitía su
publicación, en razón de los poderosos intereses que Coco Ripoll afectaba en
esa época, y a los que el diario no era ajeno. Es que en el ámbito del gobierno
de la dictadura y sus cómplices dentro del peronismo, era común escuchar que
"Coco Ripoll es un grave problema que se debe derrotar…", según me
comentó luego un importante funcionario policial, ya que –aparentemente- la
Policía de la Provincia de Misiones, no ignoraba las situaciones de violencia
que se estaban gestando.
1972 fue un año en el que el peronismo misionero estuvo muy
convulsionado. Primero, a comienzos del año, el cambio de las autoridades
interventoras del Partido Justicialista, dejó profundas heridas que a la postre
no cicatrizaron jamás. El relevo de Ramón Rosauro Arrechea y su grupo de
colaboradores, dejó resentimientos que aflorarían con mucha fuerza meses
después.
Aparecieron viejas diferencias que ya se habían planteado en
dos grupos perfectamente definidos, y que habían competido en las elecciones de
1962, 1963 y 1965: Unión Provincial, el sector mayoritario, y Unión Popular,
liderado por el Dr. Leopoldo María López Forastier, que a partir de 1971 había
conseguido estar al frente de la organización jurídica del Partido
Justicialista, instalando como Apoderados a profesionales que respondían a su
sector. Si bien la Junta Promotora que a instancias de Ripoll se conformó a
mediados del 71 en la sede de Avenida Mitre 107 en su mayoría pertenecían a lo
que había sido Unión Provincial, quiénes se movían en el ámbito de la justicia electoral
eran quiénes respondían al otro sector, que por otra parte se autoconsideraba
"más progresista".
Las diferencias se planteaban –también- porque este sector
no creía en el regreso de Perón, y consideraba más importante organizar un
fuerte partido provincial, en el convencimiento de que –una vez más- el
justicialismo sería proscrito en las anunciadas elecciones que se darían en
1973. Por consiguiente, la organización del Partido Justicialista –Distrito
Misiones- se hacía más que lenta, y era evidente que las autoridades a cargo de
su organización, boicoteaban desde adentro la presentación total de los avales
y confección de la Carta Orgánica Partidaria, poniendo en serio riesgo la inscripción definitiva del PJ local. Se
rumoreaba que las fichas de afiliación que se estaban acumulando en el
domicilio de los apoderados serían presentadas como avales del otro partido
–Unión Popular- de nivel provincial.
Francisco Victorino Ripoll, por ese entonces, se había
venido desempeñando durante todo el año 1971, como co-aporderado del Partido
Justicialista a nivel nacional, y en la sede de la Avenida La Plata de Capital
Federal, junto a la Dra. Emma Tacta de Romero, preparaban la nueva Carta
Orgánica Nacional partidaria, y con esa experiencia y motivaciones que estaban
por encima de los intereses sectoriales que perduraban en Misiones, se puso al
frente de la tarea reorganizativa provincial, cuando ya a fines de 1971 era
evidente que en esta Provincia no se acataban las directivas nacionales, en
tiempos en que la participación de Don Julio Romero, de la Provincia de
Corrientes, era fundamental en el trabajo del retorno que se daría casi un año
después.
Por otra parte, Jorge Paladino –responsable de la
designación de Ramón Arrechea como Delegado en Misiones-, había sido
reemplazado como Delegado Personal de Perón por el Dr. Jorge Gianola primero, y
luego por el Dr. Héctor José Cámpora, quien solicitaba aceleración de los
trámites judiciales, por lo que el Dr. Raúl Víctor Comolli fue designado como
Delegado Interventor en Misiones.
Simultáneamente, López Forastier fija como domicilio
partidario su propia casa, desmantelando la incipiente organización del Partido
Justicialista que se estaba dando desde la Avenida Mitre 107. Esta fue una
nueva causa que se planteó entre los dos sectores, que llevaron a la remoción
del Dr. Ramón Rosauro Arrechea en enero de 1972, -hecho que se repitió en todos
los Distritos Nacionales, para terminar con lo que se conocía como
"paladinismo"- quien se había negado a reemplazar a los apoderados
que él había designado y con quienes compartía el mismo criterio político ya
explicado. Coco Ripoll entonces fue designado por Comolli como el nuevo
Apoderado partidario, en la Provincia de Misiones.
En el estudio del Dr. Ricardo Enrique Gíes, y en mi carácter
de integrante de la Mesa Nacional de la Juventud Peronista, participé de una
reunión, en la cual defendí con ahínco una posición "retornista" que
era rechazada sistemáticamente por don José Carlos Freaza, quien con mayor
convencimiento defendía la postura de que Perón no regresaría al país, y que
Perón habría de realizar una maniobra similar a la del fallido retorno de 1964.
Expliqué del convencimiento del regreso del General, pero los presentes con un
marcado paternalismo, me indicaron que por mi inexperiencia juvenil, aun creía
en esa utopía. Mi padre observaba silenciosamente, manifestándome luego su
profunda preocupación por lo que se venía, sin poder contar con un Partido
Justicialista local. Y de allí, surgieron las determinaciones que culminarían
en duros enfrentamientos, y el asesinato de Coco Ripoll.
Una tarde calurosa de
febrero de 1972, estaba junto a mi padre en nuestro domicilio de Junín 465,
tipeando en la máquina Olivetti Tekne 3 las reformas y correcciones definitivas
de la Carta Orgánica partidaria, cuando se hizo presente el Dr. Ricardo Enrique
Gíes, amigo entrañable de Coco, quien venía a manifestarle que no quería
participar del proceso político que se avecinaba. Por un lado, estaba sentido
por el tema de la remoción de Arrechea y López Forastier, y por el otro,
problemas de índole privado –su matrimonio en crisis y la enfermedad de uno de
sus hijos, temas que detallaré en otra circunstancia- venían a confluir en esta
determinación. Explicó largamente la necesidad de consolidar su relación
familiar a punto de estallar, por motivos ajenos a la política.
Por ello, fundamentalmente, quería permanecer alejado de los
avatares políticos que con seguridad, le obligarían a recorrer la Provincia y
tener que alejarse de su domicilio y de su estudio jurídico, que lo
reclamaban personalmente. Cabe recordar
también que Gíes era el administrador y cabeza visible del emprendimiento
multinacional Heller S.A., y por esos días enfrentaba duramente a los trabajadores
que reclamaban mejoras salariales y cumplimiento de distintos reclamos
sociales.
Fueron esas y no otras, las razones del retiro voluntario
del ámbito político de Ricardo Enrique Gíes, y las causas del relevo natural
que se produjo en la conducción del peronismo provincial.
Fue recién entonces que Francisco Victorino Ripoll se
decidió a volver a ponerse al frente del justicialismo local –ya que por el año
1959 se había constituido en el Presidente del Partido Peronista en la
clandestinidad- , y comenzar a trabajar por su candidatura a gobernador.
Con los Ingenieros Silvio Pastor y Carlos Avila, inició su
recorrida por toda la Provincia, contactando con cada dirigente del interior y
recepcionando en forma directa las fichas de afiliaciones que a la postre
fueron presentadas en sede judicial. Tuve la suerte de poder sumarme a esa
gira, en la que las anécdotas podrían significar la escritura de todo un libro
de recuerdos. Fue también lo que me permitió conocer más de cerca a muchos
compañeros, facilitándome la organización de lo que fue después, la Juventud
Peronista de Misiones.
El lanzamiento de la candidatura de Ripoll fue a tambor
batiente, contando con la aprobación a Ricardo Gíes, con quien se mantenía un
constante contacto personal –ya que vivía frente a nuestra casa- y telefónico.
Las chanzas eran permanentes, ya que Ricardo Gíes insistía que todo lo que se
estaba haciendo con tanto ahínco no serviría para nada, ya que –según él- Perón
no volvería nunca más a la Argentina.
Todo marchaba sin inconvenientes, hasta que –finalmente-, se
produciría un hecho político que haría temblar las estructuras del gobierno
dictatorial de entonces: regresaba definitivamente al país el General Perón. Le
"había dado el cuero…"
El escenario político cambiaba drásticamente, ya que quienes
no creían en el regreso del General y consideraban el trabajo reorganizativo
del justicialismo provincial era "pura engañifa", se daban cuenta que
debían luchar para posicionarse en las candidaturas que hasta entonces habían
menospreciado.
El asunto iba en serio, y los aventureros de siempre más
algunos recién llegados de buena fe, se sumaron en otra dura campaña, donde las
mentiras y bajezas estuvieron al orden del día.
Perón desde el exilio, a partir de la publicación del
documento "La Única Verdad es la Realidad", firmado junto al Dr.
Arturo Frondizi, propició la realización de frentes electorales con partidos de
raigambre nacional. En Posadas apareció un grupo que hablaba del
"Peronismo Puro", y decían que no debían realizarse alianzas,
fundamentalmente con el Movimiento de Integración y Desarrollo. Ese fue uno de
los pretextos más difundidos por quienes en realidad, tenían otras intenciones.
Un tema que considero fundamental, era planteado por Ripoll
en todas las reuniones: su primer acto de gobierno sería la intervención al
Banco Provincia de Misiones e investigación del destino de sus fondos, ya que
consideraba que el mismo estaba al servicio de la oligarquía provincial y
servía económicamente al sector vinculado al gobierno militar y sus satélites.
La inminencia de elecciones y la seguridad del triunfo del peronismo, obligaba
al sector económico a defender sus
intereses.
Este tema fue trascendente en las presiones que le
realizaron a Gíes para que retornara al ruedo político y compitiera por la
gobernación provincial. Sus vinculaciones empresariales y en particular al
sector del capital privado del Banco Provincia, fueron la causa primordial de
su reposicionamiento partidario, alentado además, por las broncas personales
que subsistían y eran expresadas,
fundamentalmente, por José Carlos Freaza, un militante ciclotímico y
caprichoso, pero tenaz, inteligente y
perseverante, que se destacó siempre en las distintas orgánicas que se
presentaron a partir de 1955, máxime si se tiene en cuenta que trabajaba como
"procurador" – un paso intermedio
entre escribano y abogado correspondiente a estudios terciarios
incompletos- en el mismo estudio y domicilio de Gíes.
Finalmente, en la última semana del mes de noviembre de
1972, aparece públicamente la intención de Gíes de ser candidato a gobernador,
acompañado por el Escribano Miguel Angel Alterach, como vice. Esta era la
representación más genuina de lo que ellos llamaban el "Peronismo
Puro", y el que competiría con la fórmula peronista Francisco Victorino
Ripoll-Miguel Orlando Moreira en una primera instancia, y luego, con la fórmula
frentista de Ripoll-César Napoleón Ayrault.
Quienes pretendieron manejar los destinos del peronismo
desde sus oficinas céntricas de Posadas, se encontraron con la resistencia de
quienes venían trabajando en toda la Provincia.
De allí lo de "POPULAR", expresado en la
solicitada descrita más arriba, más lo de "LEALTAD A PERON", y lo de
"…"QUE NO ESTÉ COMPROMETIDO NI EN LOS MONOPOLIOS NI CON LA
OLIGARQUIA,… QUE NO ESTÉ SOSPECHADO DE CONTINUISMO, CON MENTALIDAD DE CAMBIOS
POR LA LIBERACION NACIONAL", y que "…sea un gobierno de JUSTICIA
identificado CON EL PUEBLO HUMILDE Y TRABAJADOR."
"Popular" porque estaban contra los presuntos
"intelectuales posadeños". "Lealtad a Perón" por cuanto se
identificaba a los contrarios como los que una vez más no acatarían la orden de
Perón, esta vez, de constituir un Frente Cívico de Liberación Nacional. Lo de
"no comprometido con monopolios y la oligarquía", era una directa
referencia a Gíes, por sus vinculaciones a la empresa maderera y al Banco
Provincia, con lo cual "sospechado de continuismo" significaba romper
con todo lo que imponía la dictadura gobernante.
De allí lo de "mentalidad de cambios por la liberación
nacional". Y el tema de "…identificación con el pueblo humilde y
trabajador", se refería a los sectores sociales que predominaban en el
apoyo inmediato a cada uno de los candidatos, y el constante enfrentamiento que
Gíes, Freaza –empleado de aquél- y Alterach –éste con actas notariales que se
presentaban ante la Justicia- contra los trabajadores de la Heller y de la CGT.
Este era el clima que se respiraba por esos días. Hay que
agregar que muchos Congresales partidarios que no figuraban en la Solicitada
del 9 de Diciembre, durante la tarde de ese día se habían presentado en el
domicilio de Junín 465 para manifestar su adhesión a la candidatura de Ripoll.
En esta actitud recuerdo a don Aniceto Olivera de Campo
Grande, quien estaba acompañado por los congresales Otilio "Tingo"
Alvez do Santos y Juan Salze. Ellos contaron respecto de una reunión que se
había realizado en casa de Bienvenido Báez, sobre calle Santa Fe casi Félix de
Azara, donde se destacaban las amenazas que contra quienes no apoyaban sus
ideas, proferían el dueño de casa junto a Vicente Arnaldo "Bicho"
Luján, José Carlos Freaza, Carlos Cañadas, Fernando Etcheverry y Carlos Horacio Golpe, entre otros. Los
llamados telefónicos a nuestro domicilio -al entonces teléfono 4204- eran
abundantes, con duras amenazas de muerte, que lamentablemente minimizamos,
creyendo que todo no pasaría de un pequeño enfrentamiento de posiciones
políticas, y que luego del Congreso, prevalecería la unidad de todo el
peronismo misionero.
A las "chicanas" políticas contra Ripoll, se
sumaban también Fernando Etcheverry, Carlos Cañadas, Mario Rodríguez, Cayetano
Gauna y otros, que –racionalmente o no- incentivaron a Avelino Grahl, un
peronista de Aristóbulo del Valle, que llevado por su afición al consumo de
alcohol, terminó ejecutando en la práctica lo que otros alentaban
ideológicamente.
En la vereda de Mitre 107, a las diez y cincuenta minutos de
aquel 10 de diciembre, Avelino Grahl –quien había descendido minutos antes del
auto de José Carlos Freaza- ejecutaba a Francisco Victorino Ripoll y sin
ofrecer resistencia alguna, se entregaba detenido a un patrullero policial, que
estaba al mando del Principal Quevedo.
De la Jefatura de Policía, pasó pronto a la Alcaidía de la
calle Alberdi y a la de la Comisaría Segunda, y a los siete meses ya se
encontraba en libertad, usufructuando la "Amnistía para presos
Políticos", que sirvió para liberar a tantos combatientes que se jugaron
por el retorno de Perón. En este caso, sólo sirvió para liberar al cómplice y
ejecutor del mayor desatino político que se recuerde en la Provincia de
Misiones.
El proyecto de un peronismo popular había sido derrotado y
los artífices de tamaña injusticia, consiguieron inscribir un partido político
ajeno al Frente Justicialista de Liberación, precisamente con las afiliaciones
que se venían negando ex profeso.
Hubieron algunos Compañeros que quisieron prolongar en la
venganza la violencia desatada, pero los familiares de Coco Ripoll no lo
permitimos. Personalmente fui testigo de las "renuncias de por vida a
participar en política" de algunos presuntos amigos, como asimismo
convencí a los que buscaban justicia por propia mano y querían linchar a
algunos dirigentes opositores, a desistir de sus intenciones.
El mismo día del asesinato de mi padre, participé en
múltiples reuniones, en mi casa –lugar del velatorio- y en distintos
domicilios, y fui testigo de acontecimientos que fortificaron en momentos tan difíciles, al peronismo
convulsionado de la Provincia, destacándose la sumatoria al "Sector
Ripoll", de los Doctores Arrechea y López Forastier, como de muchos
Congresales partidarios, que habían sido opositores en horas de la mañana.
Relato estos hechos en otro documento.
Confié en la Justicia –entonces en manos de la dictadura- y
tuve que dar el ejemplo –acompañado por mis familiares- de aceptar resoluciones
judiciales injustas, que en realidad fueron extremadamente benevolentes con el
asesino y sus cómplices, y la investigación realizada -que fue una payasada-
sigue siendo hasta hoy una verdadera vergüenza para el Poder Judicial
misionero.
Esto me permite afirmar que siguen "las venas
abiertas" en el peronismo de la Provincia.
Pero esa, es otra historia.
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