viernes, 10 de junio de 2011

CIPAYOS

10 de junio de 1876: Manuel Quintana viaja a Inglaterra y propone el bombardeo a Rosario.


GENTILEZA DE LA COMPAÑERA ANAHI FERNANDEZ



    Una de las estrategias del imperialismo británico consistió en la inversión en dos actividades económicas, que florecieron a partir de la década de 1860 hasta 1870. Por un lado, el ferrocarril y, por otro, la banca.
    El Banco de Londres y Río de La Plata se inauguró el 1º de enero de 1863, y fue el primer banco británico con domicilio en la Argentina.
    La Sucursal Rosario del Banco de Londres y Río de la Plata fue la primer casa bancaria de Santa Fe y gracias al acuerdo con la Legislatura de Santa Fe, podía emitir billetes. Rosario era una ciudad portuaria y, además, contaba con estación ferroviaria. En 1874 se instaló en Rosario el Banco Nacional, con casa Central en Buenos Aires
    En mayo de 1874, el gobernador de Santa Fe, Servando Bayo, creó el Banco Provincial de Santa Fe para que se transformara en un importante instrumento del progreso de la provincia. Bayo era partidario de la protección de los intereses argentinos y de la nacionalización del crédito; y se fundó el Banco Provincial de Santa Fe en Rosario.
    La crisis no golpeó de forma igualitaria a los tres bancos,  la entidad bancaria inglesa comenzó a realizar maniobras especulativas para afectar a los bancos nativos y así quedarse con el “monopolio” de la emisión de moneda. En 1875, el Banco de Londres se puso como objetivo acorralar al Banco de Santa Fe, presentándole al cobro una gran cantidad de papeles.
    El Gobierno de la Provincia de Santa Fe advierte la actitud provechosa de un Banco extranjero perjudicando al nacional y en junio de ese año suspende al Banco de Londres el derecho de emitir billetes e impone una tasa sobre las operaciones bancarias que se realicen en la provincia. Dicha resolución no afectaba a los bancos nacionales (Banco de la Provincia de Santa Fe y el Banco Nacional). Sólo estaba dirigida al banco foráneo.
    La medida del gobernador privilegiaba marcadamente los intereses argentinos por sobre los británicos.
Redoblando la apuesta, el gobierno de la Provincia ordena por decreto que el Banco de Londres liquidara su sucursal en Rosario y crea un impuesto a las actividades bancarias, del que quedaban fuera de la norma el Banco Nacional y el de Santa Fe Bayo.
    El gerente de la sucursal Rosario del banco inglés retira los fondos remitiéndolos a la sucursal del banco en Buenos Aires. Se ordena judicialmente un embargo, con exigencia de depositar 50.600 pesos oro en el Banco Provincial, en garantía del papel moneda cuya conversión la provincia había dispuesto. Ante el incumplimiento se dispone además la detención del gerente
    El gobernador Servando Bayo continuó respondiendo a las autoritarias decisiones del Banco de Londres -que buscaba destruir la competencia- con un decreto del 19 de mayo de 1876, en el que consideró que “la sociedad anónima denominada Banco de Londres y Río de La Plata se ha convertido en una institución ruinosa a los intereses públicos, hostil y peligrosa en las actuales circunstancias al crédito interior y exterior de la provincia”.
    El gerente entonces solicita al embajador británico en Buenos Aires el envío de un buque de guerra a la zona para favorecer los intereses de la entidad extranjera. La cañonera Bacon zarpó de Montevideo dirigiéndose a la ciudad portuaria mientras el Foreign Office realiza gestiones presionando a las autoridades argentinas para la resolución del diferendo, sin obviar que en la rada del puerto rosarino se encontraba una cañonera inglesa.
    Por ese entonces Manuel Quintana quien desempeñaba una doble función: representante del banco inglés y senador nacional por Buenos Aires, pide audiencia con el canciller argentino, Bernardo de Irigoyen, para solucionar el conflicto. Estanislao Zeballos, testigo presencial de la reunión relata: “Apenas el abogado Manuel Quintana anunció en forma intimidatoria la presencia de una cañonera inglesa en el puerto de Rosario, el canciller, con digna reacción, se puso de pie y se negó a continuar hasta que Quintana se retirase del despacho, no aceptando que un argentino fuese portavoz de una intimidatoria extranjera ”. testimonio de Zeballos en la Cámara de Diputados, junio de 1914.
     Manuel Quintana, tras renunciar a su banca por supuestas cuestiones de salud, viajó a Inglaterra el 10 de junio de 1876. En su visita, propuso a los dirigentes más importantes el bombardeo a la ciudad de Rosario. El encargado de negocios británicos en Buenos Aires, Federico St. John, solicitó al capitán del barco de guerra británico “Beacon” que avanzara por el río Paraná y se ubicara en los alrededores del puerto de Rosario
    Bernardo de Irigoyen, entonces Ministro de Relaciones Exteriores, desarrolló una firme posición jurídica en junio y agosto de 1876, defendiendo a la Argentina y rechazando para el Banco de Londres derecho de protección diplomática: “El Banco de Londres es una sociedad anónima que sólo existe con fines determinados. Las personas jurídicas deben su existencia a la ley del país que las autoriza y, por consiguiente, no hay en ellas nacionales ni extranjeros; no hay individuos de existencia natural con derecho a protección diplomática (…)”.
    Se rechazaba así la atribución de nacionalidad a las personas jurídicas, evitando la libre intromisión de Inglaterra y evitando, también, poner en peligro los propios intereses nacionales al servicio del imperialismo que lo quería todo.
No obstante, la intervención de Irigoyen no aplacó a los británicos que mantuvieron la cañonera en el puerto rosarino.
    Luego de su bochornoso acto, Quintana estuvo dos años fuera del país. Pero el grupo que respaldó sus acciones no se olvidó de él. En 1904 fue elegido presidente de la República Argentina por una junta de notables que poseía fuertes lazos con Gran Bretaña.
Manuel Quintana
Bernardo de Irigoyen

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